La industria militar española

  España exporta anualmente 50.000 millones de pesetas en armas a países que se caracterizan precisamente por no respetar los derechos humanos y por estar en situación de conflicto o en un proceso de militarización, hallándose en el octavo puesto del ránking de exportadores de armas.

  Las "razones de Estado" y los intereses del complejo militar-industrial se imponen a cualquier otra consideración, y la estrecha relación entre industria militar, Ejército y Administración marca el rumbo de las cosas.

Cabe destacar el secretismo que envuelve el comercio de armas y la ausencia de cualquier tipo de control sobre la venta de armas. En los últimos ocho años, España ha exportado material por valor de 370.000 millones de ptas. y ha firmado contratos por 414.000 millones. Los principales clientes son Turquía, Marruecos, Tailandia, Corea del Sur, Arabia Saudí, Angola, Filipinas e Indonesia.

A modo de ejemplo, en Turquía estas armas son utilizadas para reprimir y masacrar al pueblo kurdo; y, en Indonesia, la dictadura militar de Suharto las utiliza para tiranizar a su pueblo y para exterminar al pueblo del Timor Oriental (200.000 muertos desde que Indonesia invadió y ocupó militarmente la isla en 1975).

 

El Estado español, como el resto de potencias occidentales, fomenta este sucio negocio que causa muerte y destrucción en los países del Tercer Mundo (con excepciones, como la ex-Yugoslavia). Las reglas del juego siempre son las mismas: primero se venden armas con la justificación de que sirven para la estabilidad y el equilibrio; después, si empieza una guerra, se limita la venta legal de armas (sin embargo, la ilegal aumenta vertiginosamente) pero ya es tarde; por último, si llega la paz, se vuelve al principio, armarlos para que los contrarios alcancen estabilidad.

  En último término, los intereses políticos y económicos de los países occidentales desarrollados, con EE.UU. a la cabeza, determinan las reglas y prioridades de la fabricación y comercio de armas y de los conflictos armados. La lucha por cambiar esta sociedad capitalista y militarista pasa evidentemente por una lucha global contra el Estado y el Capital, en donde los Ejércitos y la Industria Militar son piezas importantísimas.

 

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