LAS MUJERES NO QUIEREN LA PRESENCIA MILITAR EN POLHO
-Sabemos que las funciones sociales las tienen que impartir civiles-
Jesús Ramírez Cuevas
Polhó, Chiapas. Unas mil 500 mujeres tzotziles refugiadas aquí, marcharon hasta el campamento militar instalado a 500 metros de esta comunidad para exigir el retiro del Ejército federal destacamentado en Chenalhó. Junto con ellas, 534 integrantes de la "Caravana mil 111 mujeres por la Paz en Chiapas", hicieron eco de su protesta.
Las mujeres de la ciudad vinieron a este paraje montañoso de los Altos a encontrarse con las indígenas "chenaloenses" para unir sus voces en favor de la paz y en contra de la violencia en las comunidades. Fue un día de fiesta en Polhó: hubo recepción, baile, música, poesía, teatro y también discursos políticos.
Una diminuta mujer tzotzil, a nombre de los refugiados, señaló en el mitin organizado frente a los militares que "los habitantes de las comunidades no queremos verlos porque aquí no es cuartel. No queremos que vengan a matar a gente como sus padres, que son indígenas también. Si matan indígenas aquí, es como si se mataran ustedes mismos" les dijo a las decenas de soldados que escuchaban silenciosos.
"El último reporte que tenemos es la agresión a palos en contra de mujeres de la comunidad 10 de Mayo. Con esos mismos palos entraron a Vicente Guerrero y apalearon a las mujeres", indicó a los soldados la diputada federal Patria Jiménez. "Creo que queda desemascarada esa función social que dicen que vienen a realizar a estas tierras, creo que han provocado demasiado", agregó.
"Cada vez que levanten una mano contra un niño o una mujer, recuerden que ustedes también nacieron del vientre de una mujer. No levanten la mano a una mujer porque de una mujer nacieron", les dijo una ama de casa del D.F.
Frente a frente, a sólo unos metros de distancia, los soldados quedaron ante la multitud de mujeres que se tapaban el rostro con paliacates y pasamontañas. Eran las seis y media de la tarde cuando comenzó la manifestación que terminó entrada la noche. El Teniente Coronel de la Armada blindados, diplomado del Estado Mayor, Daniel Elpidio Nicolás Camacho, jefe del Estado Mayor de las operaciones del área Los Altos, recibió la petición y se comprometió a hacerla llegar a sus superiores. El mando militar se cuadró serio frente a las mujeres cuando ellas se retiraron entonando el himno nacional.
LOS SOLDADOS NO HAN DESARMADO A LOS PARAMILITARES
Patria Jiménez, diputada federal del PRD, a nombre de las mujeres que participaron en la caravana de ayuda para los refugiados, cuestionó a los militares ahí destacados: "de acuerdo a la información oficial, su misión era desarmar a los grupos paramilitares; pero por reportes que tenemos queremos manifestarles que no han detenido a paramilitar alguno, no se ha desmantelado a los paramilitares ni se les ha desarmado".
"Toda esta gente reunida -continúo la legisladora- no ha podido regresar a sus comunidades a trabajar porque están ahí los guardias blancas. Si ése era su trabajo momentáneo, sabemos que no se ha cumplido; entonces la presencia del Ejército federal en estas zonas se hace innecesaria dado que han incumplido una de sus tareas".
"La "labor social" que ustedes dicen realizar es una labor que en el municipio de Chenalhó no quieren, como en muchas otras regiones de Chiapas", con esas palabras increpó Patria Jiménez a los soldados. "Sabemos que esas funciones sociales las tienen que impartir autoridades civiles. Nuestra petición de la caravana de mil mujeres por la paz en Chiapas es que salgan de estas regiones y comunidades".
La indígena que tomó la palabra en el acto, explicó -primero en su lengua y luego en español- que "los soldados mexicanos queremos que se retiren, ya no queremos verlos aquí, nada más vienen a matarnos, vienen a robarnos, vienen a dar amenazas, hacen muchas cosas malas". "Nos sabemos cuidar nosotros mismos, no queremos que los soldados vengan a vigilarnos, porque los soldados son de los ricos, de los gobiernos corruptos", concluyó la mujer que se cubría con un pasamontañas.
Desde la mañana, unas tres mil mujeres indígenas refugiadas se reunieron en esta comunidad, para recibir a las integrantes de la "Caravana de mil 111 Mujeres por la paz".
Con pasamontanas y paliacates -"símbolos de nuestra lucha" como dijo Luciano, representante del Concejo Autónomo de Chenalhó- las indígenas se colocaron a la entrada del pueblo. En dos grandes hileras aplaudieron y gritaron consignas para darles la bienvenida a las 500 mujeres de distintos estados del país que llegaron para entregar 140 toneladas de ayuda humanitaria destinada a los más de 8 mil pedranos refugiados que no han podido regresar a sus comunidades.
Una banda de pueblo celebró con dianas y melodías populares el arribo de la caravana femenina que viajó mil 300 kilómetros para llegar a esta comunidad. Pétalos de flores eran arrojados sobre las cabezas parlantes de las indias.
Del DF salieron 1000 mujeres con el acopio recogido en la capital. En el trayecto se fueron juntando más en otros vehículos hasta llegar a mil 122 personas. Al llegar a Tierra Blanca, Veracruz, el convoy se dividió en dos; uno se dirigió por Oaxaca hacia San Cristóbal de Las Casas, y otro viajó por Tabasco hacia el norte de Chiapas, a Tila, Sabanilla y Tumbalá. En Polhó las recibieron con fiesta todos, inclusive el Concejo Municipal de Chenalhó se presentó vestido de gala tradicional con sus sombreros con listones y su chuj negro. Después de palabras mutuas de bienvenida y de entonarse el himno nacional y el zapatista, los músicos acapararon el escenario y tocaron canciones rancheras y norteñas que animaron el baile popular.
Rosa María Márquez, diputada federal del PRD, señaló que, "la presencia del Ejército mexicano en esta zona en nada ha contribuido a que se respeten los derechos humanos de estas comunidades. Queremos que entiendan que las mujeres y los hombres de estos pueblos no los quieren aquí. Hacemos eco de ese rechazo a la labor tan negativa que han venido a hacer a estas comunidades".
"Les pedimos que sean muy sensibles y que cumplan con sus funciones constitucionales. Respetamos la labor del Ejército siempre y cuando se apegue a lo que marca la Constitución. No los queremos aquí, que vuelvan a sus cuarteles", les reiteró Rosa María cabrera. "No se ha declarado el estado de guerra, por lo tanto, el ejército tiene que cumplir sus funciones marcadas en tiempos de paz", agregó.
"Sabemos que reciben órdenes, pero también son hombres que tienen corazón y familia. Les pedimos que les digan a sus superiores que escucharon este reclamo de las indígenas y de mujeres de la caravana de 22 estados de la República", finalizó.
"Es mucha sangre la que se ha derramado en Chiapas, es el momento en que se pare ese derramamiento de sangre, ya son muchas las viudas, son muchos los muertos, es mucha la masacre", declaró Nely Márquez, viuda de Agustín Rubio Montoya, dirigente campesino muerto durante el atentado contra Amado Avendaño, gobernador rebelde. Nely encabeza la organización "Viudas de Chiapas" integrada por familiares de militantes de oposición que han sido asesinados por fuerzas del gobierno.
"Ustedes son gente del pueblo. En lo personal no tengo nada contra los soldados, ustedes que son instrumentos de otros intereses más poderosos. Apelamos a su conciencia. Ustedes como soldados exijan a sus superiores no estar aquí masacrando a su propia raza. Apelamos a la parte humana de ustedes como hijos del pueblo, es un exhorto respetuoso y pacífico", les dijo Nely Márquez.
"Es una pena saber que en las mejores escuelas militares del mundo se enseña la contrainsurgencia y se enseña a dañar la familia del contrario", señaló Patria Jiménez quien hizo un recuento de agresiones a mujeres en Chiapas. "Desde el año 94 al 97 tenemos registradas 300 violaciones de policías, agentes judiciales, guardias blancas y elementos del Ejército federal, están documentados; desgraciadamente para toda esta gente la justicia civil no llega. No necesitamos que el Ejército haga funciones civiles. Con toda la energía y con una voz que va clamando en todo México, les pedimos que se retiren de Chiapas".
"Pídanle a Dios que rescaten su alma como seres humanos. Esto que han hecho no es de seres humanos. Aquí hablamos por la mujer, por la madre, por la esposa y por nuestros hijos". Les señaló Rosa María Cabrera quien agregó: "queremos respuestas. No se trata de cambios de funcionarios sino un cambio de política; se tiene que imponer la razón y no la fuerza. Ya no queremos discursos, sino acciones concretas".
El militar les respondió a las mujeres inconformes: "Lo único que les puedo decir, es que como dijeron, yo sólo soy un subordinado y todas sus peticiones las vamos a informar a la superioridad. Aquí no podemos darles una respuesta, me voy a salir o no me voy a salir. Sencillamente vamos a informar y sus peticiones van a llegar a nuestros superiores para que ellos determinen lo conducente".
Antes de retirarse pacíficamente, Rosa Márquez advirtió a los militares: "Les pedimos que respeten el uniforme que llevan y que sus acciones sean apegadas a derecho, que respeten a la gente".
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