EDITORIAL

Este 6 de febrero se cumplen 30 años de que iniciamos esta preciosa aventura periodística. Elmer Avendaño Damián, Rosa Linda López Sánchez; Amado Avendaño Figueroa y Concepción Esperanza Villafuerte Blanco, incursionamos por estas veredas sin saber las emociones que nos deparaban los años por llegar.

A los dos primeros números Elmer y Rosa Linda viajaron a otras latitudes y, por el resto de los años nos quedamos en TIEMPO Amado y Concepción Esperanza.

La historia no la escriben los hombres en lo particular, son las circunstancias y las acciones de la humanidad las que conforman la conducta social; así, TIEMPO no es individual, es la consecuencia del acontecer ordinario; es el producto de todos a la vez. Es el pueblo actuante y actuando que marca la pauta.

Con esto expresamos que, los triunfos no son propios y, por lo mismo es necesario compartirlos con quienes producen las noticias y con quienes reaccionan leyendo lo que informamos. De igual manera, los infortunios forman parte de la hazaña del hombre; así, las desilusiones reflejadas en las páginas de TIEMPO, han sido compartidas oportunamente por quienes nos leen; no siempre hemos podido darles noticias buenas; principalmente los últimos cuatros años.

Estos treinta breves o largos años de emocionarnos dando buenas o malas noticias, las hemos vivido intensamente; al grado que los mismos acontecimientos, en lo personal, nos han llevado y ubicado en situaciones jamás imaginadas en el partidero de estas tres décadas.

El evento que hoy celebramos tiene, entonces, característica social mutualista; es festejo de muchos, es de todos. Comunicamos y le informamos a nuestros lectores que aquí estamos, aquí seguimos diciendo nuestra verdad y esperamos responder a las espectativas que de nosotros esperan. La verdad, nuestra verdad, tiene que seguir siendo fluída hacia su destino infinito.

Tras de nosotros ansiamos dejar alguna huella que los hijos y otros hijos, puedan utilizar como memoria, para advertirle de vez en vez a la humanidad que existe la vergüenza humana y que se hace necesario invertir coraje para reclamarle por los medios que sea necesario, a los usurpadores de la voluntad popular, su astucia y su insolencia.

Nuestra gratitud es inmensa para quienes nos acompañan creando TIEMPO en el pensamiento, en el taller, en la lectura, en la crítica, en las circunstancias que sean... Gracias por compartir el acontecimiento.