GAJES DEL OFICIO EN TIEMPO DE GUERRA

*Abelardo Hernández Millán

De entre los medios locales que no acataron la consigna del gobierno, destaca el caso del periódico "Tiempo" que, desde hace 30 años, se edita y distribuye en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas.

Fue desde las oficinas de este medio informativo que se dio a conocer a todo el país -y al mundo entero- la noticia de la insurrección de indios mayas chiapanecos.

En este mismo periódico, entre fines de los años setenta y principio de los ochenta, tuve el privilegio de colaborar publicando denuncias y protestas en torno a la represión de campesinos e indios pobres.

Es el mismo periódico que los autodenominados "auténticos coletos" pidieron clausurar.

De la misma manera que el Subcomandante Marcos, sin computadora o "notebook" se las arregla para escribir los comunicados del EZLN, así el periódico "Tiempo" logra circular diariamente con las informaciones y los análisis del momento, y con las tomas de posición para siempre.

Todos los que conocemos este diario provinciano, coincidimos en señalarlo como ejemplo de periodismo honrado, pues otorga voz a quienes no la tienen, y nunca ha incluido en sus páginas publicidad gubernamental alguna.

Hacen posible esta labor cotidiana su directora, la imprescindible Concepción Villafuerte, y su esposo, el Lic. Amado Avendaño -quien entrevistara al Subcomandante Marcos la misma madrugada del Año Nuevo de 1994-. Están también sus hijos, quienes hacen su parte. Se trata de una especie de empresa-familia en la que labora, además, un grupo de amigos, reporteros profesionales todos ellos.

Están, desde luego, el linotipista encargado de hacer funcionar una maquinaria que estuvo muy de moda a fines del siglo XIX. Los recursos para comprar papel y tinta -ya que, menos el linotipista, ninguno de los que en él labora cobran por su trabajo- provienen de las ventas diarias del periódico.

Finalmente está el pequeño ejército de niños voceadores que se encarga de distribuirlo todos los días, desde muy temprano, por las empedradas y enmarmoladas calles de la ciudad.

Doña Concepción nos platicó que, anteriormente, los repartidores eran jóvenes y no niños; pero que, ante el acoso de policías y soldados (en enero de 1994) que tenían por consigna dificultar o impedir la distribución del periódico, optaron por contratar el servicio de infantes, puesto que se vería muy mal que un soldado o un policía adultos anduvieran correteando niños por las calles para quitarles sus ejemplares del "Tiempo".

Gajes del oficio en tiempos de guerra.

* El Maestro Abelardo Hernández Millán, es Catedrático de la Universidad de Toluca. El texto anterior fue leido durante el evento "La Comunicación y los Medios de Información" y forma parte de un libro que próximamente saldrá publicado.

TIEMPO #56
Que informa y orienta
Del 11 al 13 de febrero 1998







TIEMPO #56
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Del 11 al 13 de febrero 1998






Cesena, Italia, Pianeta Terra
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