El asalto al campanario de San Marcos y el referéndum autogestionado de la Lega sobre la secesión, son dos acontecimientos-símbolo de fuerte significado político. Indican, con gran claridad, lo que se agita en el subsuelo del Noreste: las tensiones, contradicciones, que atraviesan estos territorios y sus poblaciones. Salen a la luz, se hacen visibles cada vez más, emergen de un fondo productivo, económico, social, desplegado en forma de red entre ciudades y países, pueblos y campiñas industrializadas... Un auténtico "mundo-ambiente", en el que la ética del trabajo reina soberana sobre cualquier otro valor; donde, sorprendentemente, coexisten y se entrelazan arcaísmos del mundo agrícola pre-industrial (incluido el sentido de comunidad y solidaridad campesina) con las ramificaciones más capilares del modelo productivo posfordista.
No es éste el momento de analizar esta realidad: hacemos referencia a cuanto hemos producido en abundancia durante estos últimos años (no sólo nosotr@s, como es obvio) sobre el pos-fordismo, la empresa en red, el modelo productivo del Noreste, la Lega, etc, etc.
¡No falta por cierto el material histórico! El análisis de la situación concreta siempre es fundamental para comprender las transformaciones sociales y no vernos rezagados respecto a las modificaciones estructurales de la realidad. Pero hoy es prioritario, urgente, indispensable construir, dentro de este escenario, una acción política adecuada y eficaz.
Del "fondo" productivo y social descrito emerge una realidad inquietante: neo-nacionalismos y micro-nacionalismos, secesionismo egoísta y racista, concepciones intolerantes y autoritarias, el localismo mezquino y "triste", un populismo reaccionario, plebeyo y "vandeano", conceptos políticos rudimentarios y simplificados, lugares comunes e ignorancia abismal... Hasta llegar a grupos de nazi-fascistas y las tendencias más extremas y radicales de la "nueva derecha".
Frente a estos fenómenos, la izquierda en su conjunto,pero también nosotr@s como "red autónoma", aún no hemos logrado encontrar el "nudo del embrollo", renovar profundamente el imaginario, nuestros lenguajes, los instrumentos de la acción política, para contrarrestar la extensión de estos sombríos horizontes.
Mientras tanto, los acontecimientos se precipitan, el tiempo huye: ya, el tiempo... Sobre todo en política, es el dueño absoluto y despótico.
O se está dentro, o se está fuera, o se aferra el "propio tiempo" y se afrontan las contradicciones reales como lo que son o nos refugiamos en un insignificante "nicho ecológico", para salvaguardar apenas los pocos ejemplares que quedan de una especie en vías de extinción.
¿Quién habría pensado, hace unos años, que podía dibujarse aquí también, en el Véneto rico y productivo, de hecho ya plenamente introducido en las dinámicas europeas y de la "globalización", un proceso análogo al de la ex-Yugoslavia? ¿Que la secesión armada, micro-nacionalista, sobre bases no sólo económicas, sino también étnico-raciales, se habría vuelto una posibilidad concreta, ya no sólo virtual?
¿Quién pensaba que se hallaba en una isla feliz, inmune a las tensiones y sacudidas que atraviesan los territorios de la economía-mundo, dentro de los nuevos procesos de globalización?
¿Qué hacer? ¿Cómo combatir y contrarrestar, desde el punto de vista de la democracia real, de la justicia y la solidaridad, esta inexorable precipitación de los acontecimientos?
Es evidente que la "izquierda" ha subvalorado y continúa subvalorando estos fenómenos. Identifiquemos 3 problemáticas territoriales, que hay que acometer en el plano de la iniciativa política y militante.
La Lega, legalidad/ilegalidad, "legitimación"...
El referéndum autogestionado sobre la secesión de la "padania" ha representado una gran operación política, cuyo alcance no se ha comprendido a fondo.
Los que, como Scalfaro, apelan a una retórica nacionalista, patética, sentimentalista; los que, como Prodi, desaliñadamente hablan de farsa...
...Mientras tanto...
- el hecho mismo de que se haya hablado en todas partes de la iniciativa es ya, de por sí, un resultado importante para la Lega.
- La red organizativa de militantes desplegada es impresionante, sólo parangonable, tal vez, con las estructuras capilares del viejo PCI en la Emilia-Romagna.
- El consenso de amplios estratos populares respecto a la hipótesis secesionista es algo real, visible, palpable, ya no sÇlo imaginaria o virtual.
- La "Nación Padana", invención total de Bossi, se ha convertido al cabo de unos años en una realidad, empieza a tener identidad y fisonomía propia. El hecho mismo de que se comience a escribir y a hablar de ella continúa haciendo que exista concretamente...
"Las ideas, cuando se apoderan de las masas, se convierten en una fuerza material...", dice Marx, retomado por Lenin.
¿Por qué no reconocer, en esa materialización de una idea, las huellas del "poder constituyente", desgraciadamente con el rostro feroz del egoísmo propietario, de la exclusión y el racismo?
¿Por qué no aferrar en esa creación a partir de la nada el concepto de "nuevo comienzo" o de "milagro", tal y como lo formula, sugestivamente, Hanna Arendt?
¿Por qué no dar vida, también nosotros, desde nuestro punto de vista, a un "nuevo comienzo", a la apertura de un nuevo horizonte de la acción política?
- Algunos tratan de refutar las cifras de la Lega respecto al referéndum. Son sólo detalles, aspectos secundarios. El hecho mismo de competir y polemizar como si se tratara de un auténtico referéndum, le da plena legitimidad.
Pero ¡"el imbécil mira al dedo, no a la Luna"!
- La Lega de Bossi ha conseguido hacer legítimo lo que, en el plano constitucional, debería ser ilegal.
Este es el nudo del problema: sobre la relación legalidad-legitimidad se abrirán los escenarios futuros del secesionismo... pero, ¿hasta qué punto se verá contenido en dinámicas puramente políticas?
La "Serenissima armata", o la nación véneta, los patricios y los plebeyos...
La historia de San Marcos indica a qué nivel y umbral de guardia han llegado los procesos que hemos descrito. Ya hemos subrayado en otro lugar cómo la crisis del viejo estado nacional (y social) lleva en todas partes al renacimiento de micro-nacionalismos, regionalismos, localismos de todo tipo... Dicho de otro modo, se trata de la manifestación de la tensión entre "globalización" y "localización", en el interior de la economía-mundo.
Todos pugnan por separarse de las viejas unidades político-estatales centralizadas, pero no en el nombre de una solidaridad y cooperación entre pueblos y territorios nuevas y más profundas, sino, por contra, para ser aceptados y obtener un lugar al sol en el club de los ricos, para soltar y dejar que se hundan los más necesitados.
En este sentido, los principios de autodeterminación, autonomía, independencia, asumidos en su generalidad y abstracción, entendidos como principios puramente formales, están absolutamente vacíos.
Hay que preguntarse siempre qué proyecto político les sostiene, qué tipo de sociedad se quiere diseñar o construir.
¡También los combatientes fascistas de la república de Salò se consideraban a sí mismos "patriotas", en tanto verdaderos defensores de la libertad y autonomía de la patria contra los invasores anglo-americanos!
En este sentido, hay que combatir con todos los medios necesarios las consignas secesionistas e independentistas que tienen como objetivo y contenido político la "nación padana" o la "nación véneta".
Los neo-nacionalismos, los micro-nacionalismos, los etno-nacionalismos, etc, son aún peores, por si fuera posible, que el viejo nacionalismo histórico. Traen consigo procesos de "fascistización de masa", la creación de identidades étnicas y pueblos ficticios: los "Vénetos", los "Lombardos", los "Padanos"... cuyos límites son trazados por el racismo y la xenofobia, mientras el sentido de "comunidad local", su homogeneidad interna, se afirma necesariamente sobre la construcción del enemigo externo (extranjero, inmigrante, "diferente").
Las comunidades orgánicas, "nacional-populares" se reproducen y multiplican en pequeño, a escala reducida, se basan en el racismo y la exclusión, en el cierre y la intolerancia, en un modelo fundamentalista, totalitario y autoritario.
Incluso una determinada interpretación de derecha del "pensamiento de las diferencias", extremadamente peligrosa, retorna, de manera burda, primitiva e inconsciente, también en la ideología de los "serenissimi": cada cual se queda en su casa, cerrado en su propio ámbito; impedir cualquier mezcla, mestizaje, enlace de pueblos y culturas... el "Veneto dei Veneti" (¡¡sic!!), ¡y pensar que estamos hablando de estas aberraciones en el marco de la "globalización" de Europa, de la aclamada libertad de intercambios y de circulación!
Nota curiosa: conceptos arcaicos y pre-modernos como "nación véneta", "serenissima repubblica", etc... encuentran prosélitos entre grupos de nobles venecianos y componentes plebeyas de la campiña industrializada (sobre el modelo pos-fordista de la pequeña producción difusa, actividades descentradas, laboratorios, trabajo artesanal y autónomo, trabajo a cuenta de terceros...)
Un ejemplo de "Vandea" casi clásico, que se enlaza, sin embargo, con las teorizaciones más modernas de la derecha radical: el neo-racismo diferencialista, basado ya no tanto sobre la negación de las diferencias sino, por el contrario, sobre su plena afirmación, separación e incomunicabilidad.
Nazi-fascistas y "patriotas" vénetos: ¡¡un conubio que hay que desarticular inmediatamente!! ¡¡Impidamos la "croatización" de nuestros territorios!!
No es casual, precisamente por lo que hemos dicho antes, que un grupo neonazi como Gioventù Nazionale haya ofrecido su apoyo a LIFE para la construcción de un comité de apoyo para los detenidos de la "serenissima armata".
Hay, evidentemente, lenguajes y elementos ideológicos en común, más allá de la propia consciencia de los protagonistas. Aun desde ángulos diferentes, "verdaderos italianos" unos, "Vénetos purísimos" los otros, las afinidades se hallan en el concepto mismo de "nacional-popular", "comunidad orgánica", identidad construida sobre principios de exclusión. En sustancia, las nuevas diferenciaciones, jerarquías, desigualdades que redibujan la geopolítica, los límites y territorios en los procesos de "globalización" y en los que el racismo y la xenofobia juegan un papel determinante.
Hay que considerar extremadamente peligrosa con la máxima seriedad la relación entre secesionismo véneto-nacionalista armado y grupos nazi-fascistas que operan en el territorio. ¡No nos parece exagerado decir que, en estado embrionario, se trata de una dinámica de tipo croata, donde independentismo y fascistización se han fundido, bloqueando y aplastando cualquier espacio democrático, progresista, emancipatorio, libertario!
Para no vernos metidos de repente en un escenario tan sombrío como éste, es necesario intervenir desde ya, con la máxima urgencia y determinación.
En base a las consideraciones que hemos desarrollado hasta aquí, podemos identificar dos puntos claros:
1. Los lazos entre "patriotas serenísimos", LIFE, grupos nazi-fascistas en el marco del secesionismo véneto son peligrosos y hay que desarticularlos inmediatamente
2. El problema Lega es diferente: es cierto que se trata de un enemigo a combatir, pero es también un fenómeno complejo, contradictorio, respecto al cual hay que afinar cada vze más los instrumentos de la intervención política.
¿Qué hacer? Apuntes de reflexión... ¡Abramos el debate en todas partes!
Respecto a las contradicciones materiales que atraviesa el Noreste, los lenguajes, las concepciones, las categorías de la "tradición comunista" en todas sus variantes son prácticamente inservibles (lo que no significa renunciar al gran patrimonio ideal y originario de lucha por la justicia, la libertad, la igualdad, por los derechos de los explotados y oprimidos en todo el mundo). Es necesario transformar radicalmente las modalidades de intervención y acción política. Ya desde hace tiempo hemos empezado este proceso: se trata de llevar a cabo un salto de cualidad ulterior.
En primer lugar, para nosotros se trata de una auténtica revolución cultural y mental: despedirse definitivamente de cualquier incrustación o cualquier sobra de las viejas ideologías.
No es la realidad la que tiene que plegarse "ideológicamente" a nuestros sueños y deseos (meter en cintura al mundo! Utopía negativa), sino que, por contra, nuestra subjetividad y capacidad de producir acción política debe colocarse dentro de un "movimiento real que transforma el estado presente de las cosas". Y en ello portando elementos de radicalidad, de ruptura, de conquista de nuevos derechos, de nuevos y más altos umbrales de liberación (utopía positiva y concreta).
Pero, ¿cuáles deben ser las características de este "movimiento real" en el contexto social y territorial del Noreste?
- Para contraponerse a la Lega y a las tendencias secesionistas neo-nacionalistas, su carácter constitutivo sólo puede ser contra el centralismo estatalista y burocrático. Sobre esta base, construir una propuesta de proyecto y política de amplio aliento, que sepa, posiblemente, innovar el concepto mismo de "federalismo", crear e inventar nuevas formas de participación democrática desde abajo en la gestión de la riqueza de los recursos, del "bien común"...
- Un movimiento transversal, en condiciones de implicar a amplios sectores de las fuerzas políticas, sociales, del mundo productivo; que sepa dirigirse a los "demócratas" y las diversas componentes de la izquierda, pero al mismo tiempo capaz de dotarse de un robusto armazón organizativo, popular y de masa, de comunicar con todos: obreros, artesanos, trabajadores autónomos, expresiones de la sociedad civil, asociaciones, etc...
- En sustancia, se trata de crear un nuevo espacio público y un nuevo sujeto político, ni partido ni "movimiento" en sentido clásico, sino una experiencia totalmente original, sin modelos, ¡a inventar ex novo! Lo que no significa anular y aplanar las diferencias, las contradicciones, la conflictividad. Por el contrario: en este contexto, hay que reforzar nuestra subjetividad e identidad, así como el sentido de ser "parte", el alma de izquierda, radical y antagonista, dentro de un movimiento más vasto, con características nuevas, arraigado en el territorio y en las contradicciones del Noreste.
Es esta "localización" precisamente lo que nos permite arranzar los conceptos de "izquierda", "radicalidad", "antagonismo" de las brumas de la ideología, de la genericidad abstracta y palabrera y situarlos en un contexto concreto y material, pues sólo allí adquieren su sentido preciso y una práctica adecuada.
- Lo que tratamos de diseñar es, pues, un "poder constituyente" contra el "poder constituido" centralista y estatalista, con fuertes connotaciones de izquierda, sobre presupuestos radicalmente democráticos, en condiciones de movilizar y expresar fuerza política y social, de contrarrestar al secesionismo neo-nacionalista, paduano o véneto.
Dentro de este proceso es posible, para nosotr@s, expresar el punto de vista de un proyecto radical, basado no tanto en el "federalismo" como en el "municipalismo solidario y cooperativo"; sobre el conflicto abierto y permanente por la conquista de nuevos derechos sociales, la lucha contra las desigualdades, el racismo, la explotación, a partir de la dimensión municipal, en constante relación e intercambio con otros municipios y territorios... "¡liberar, federar!".
- El conflicto entre "poder constituyente" y "poder constituido" se reproduce a nivel local: sobre esta base, hay que redibujar la relación "poder", "contrapoderes difusos" en el territorio, el "mandar obedeciendo", como dicen los zapatistas, la relación de fuerza entre conflictos sociales y administraciones comunales.
Una nueva "dialéctica" que, de todas formas, tiene como motor principal a la contradicción, el conflicto, el antagonismo y que, aclara mejor lo que, hace unos años, hemos definido como autogobierno y apropiación de los nexos administrativos.
En el horizonte que hemos tratado de delinear, federalista (o "municipalista", en lo que atañe a nuestra proyectualidad), no hay que entender el "movimiento real" como una mera expresión de nuestra base, una proyección y ampliación de la "red autónoma", algo más que se añade a lo que ya hacemos. Se trata, viceversa, de un salto de cualidad global de todo cuanto hemos instituido como patrimonio político, teórico, práctico, organizativo.
Las ideas-fuerza que hemos identificado, entre mil contradicciones y dificultades, pueden hallar su peso, su aplicación concreta, su realización práctica, precisamente porque se confrontan/enfrentan con otros sujetos, fuera de nuestros ámbitos de referencia clásicos, en la complejidad de la sociedad civil, pero también "política" en sentido estricto.
Debemos ser conscientes de que todos estos pauntes de reflexión y de proyecto, aún embrionarios, presuponen un elemento fundamental: una transformación completa, radical de nuestro modo de hacer política, para colocar toda nuestra subjetividad, compañeros/as, militantes y áreas sociales, a la altura de estas contradicciones.
Identidades fuertes, o mejor dicho, a reforzar cada vez más, pero también comunicación abierta: la capacidad de hablar, discutir, construir iniciativa y proyecto político en todos los ámbitos, ¡ a 360 grados!
¡Volver a despertar el espíritu de la "polis", del espacio político ciudadano, de la plaza pública, de la participación directa y el autogobierno es el mejor antídoto contra todo etno-nacionalismo fascistoide, intolerante, racista y autoritario!
De lo "local" a lo "global": ¡por una colocación inmediatamente europea del antagonismo social!
Hasta ahora nos hemos detenido sobre la "localización" como nodo imprescindible de la contradicción estructural: sobre este aspecto es necesario abrir, desde ya, una vasto campo de experimentaciones, un espacio político y de proyecto radicalmente innovador. ¡¡Mucho más urgente en los territorios del Noreste por razones obvias!!
Pero esto es sólo una parte de la problemática: la otra, igualmente fundamental, complementaria, estrechamente ligada, se proyecta directamente sobre la dimensión de la "globalización".
En la doble relación y la polaridad entre "local" y "global", lo que desaparece, se extingue y se ve desautorizado es el concepto mismo de "nacional".
Precisamente por el hecho de que somos materialistas (¡no idealistas o espiritualistas!) sabemos que los productos de los procesos históricos, como el estado-nación y la idea misma de "nacionalidad" están determinados históricamente: ¡como todo en el mundo, en la vida, en la naturaleza y la sociedad, nacen y perecen, cambian, se transforman en otra cosa...!
Pues bien, el estado-nación y la cultura "nacional", incluso de izquierda o de extrema izquierda, están llegando al final de su ciclo histórico, dentro de los nuevos procesos económicos,productivos, sociales y políticos de la "globalización".
Ciertamente, también podemos entender las resistencias de quienes permanecen aferrados con todas sus fuerzas a la dimensión "nacional"; sin ésta, toda certeza vacila, la propia historia o identidad parecen hundirse... La actitud "conservadora", también en la izquierda, institucional o no, es lo más natural, obvio, defensivo... ¡Se trata, en efecto, de la incapacidad de enfrentarse a las transformaciones profundas y radicales de la III revolución industrial!
Pero es así: la historia procede, inexorablemente, y la dimensión de lo "nacional" está destinada a desvanecerse cada vez más, a hacerse insignificante, a repetirse cansinamente a sí misma, las propias celebraciones, rituales, autorepresentaciones... Un problema cultural/sociológico/psicológico de "afirmación de la identidad", en vez de la capacidad política de combatir y medirse con las nuevas contradicciones de la época.
En base a estas reflexiones, la relación con la "globalización" es, para nosotr@s, fundacional y constitutiva.
Pero, ¿qué significa esto?
En un sentido muy genérico, lo "global" no es más que el mundo, en su integridad: pero, aparte del intento, que sigue siendo importante, de entablar lazos y relaciones con las experiencias revolucionarias, antagonistas, rebeldes en cualquier lugar del mundo (véase Chiapas), es evidente que, para nosotr@s, el horizonte de la globalización es más preciso y delimitado. Atañe, en concreto, a la Europa de Maastricht: nuestra acción política debe colocarse, situarse en su interior, en estrecha relación y conexión con todas las experiencias de conflicto, oposición política, autoorganización social y cooperación alternativa que hoy luchan contra las políticas neoliberales, en sus modalidades efectivas de funcionamiento.
Por:
- la reapropiación desde abajo del Estado del bienestar, la defensa y la resistencia respecto a los viejos derechos
conquistados por las luchas obreras y sociales; pero también por la conquista de derechos nuevos y la prefiguración
de nuevos escenarios del antagonismo en torno a los problemas del trabajo/rédito/calidad de vida/inmigración/formación...
- la apropiación social de los valores de uso públicos y colectivos, los mecanismos de la democracia y la representación, etc... el nudo de la administración y gestión del "bien común"
- ¿Qué, cómo, cuanto producir y por qué?
- Qué mecanismos y criterios en la redistribución de la riqueza...
Por:
- una crítica radical al pensamiento único del mercado y a la lógica neoliberal, a la forma-mercancía y la "violencia de la moneda"; la construcción de redes de cooperación diferente, de solidaridad material, difusa entre ciudades, municipios y regiones de la nueva Europa...
- la prefiguración de un "gran" movimiento del valor de uso, con fuertes características de apropiación, que atraviese todos los territorios, ¡más allá de toda frontera, todo límite, toda barrera! ¡¡A este nivel de la contradicción!!
Internacionalismo y globalización: dos conceptos profundamente diversos.
Alguien podría objetar: "Pero, en el fondo, siempre ha sido así. Siempre hemos hablado de internacionalismo, de relación con otras realidades en Europa y en el mundo..." ¡No es lo mismo!
Antaño, las relaciones internacionales eran pese a todo relaciones entre sujetos y movimientos nacionales. Es decir, estaban mediadas en todo caso por una "representatividad" o "representación" de tipo nacional. Inter-nacional, precisamente: "entre" naciones y nacionalidades.
Hoy, por contra, se colocan inmediatemente en un terreno "global", como mínimo europeo. Esta consciencia es un auténtico salto de cualidad, un cambio radical en nuestro modo de operar y construir la acción política, las modalidades organizativas, las formas de iniciativa...
Permite concebir conexiones, relaciones, iniciativas totalmente originales, inéditas, creativas. En definitiva, es posible, por poner un ejemplo banal, que haya más afinidades de relación entre Milán y Zurich que entre Milán y Roma... naturalmente, aquí también, sin absolutizar o tomarlo todo a la ligera...
En fin, permitámonos una metáfora, en el plano simbólico: todas las grandes revoluciones en el origen de la modernidad, inglesa, americana, francesa, tuvieron que crear al comienzo un nuevo espacio público, un nuevo horizonte con el fin de que la revolución pudiera emerger con toda su potencia política. Sin ello, las pasiones, los ideales, las tensiones hacia la transformación se habrían quedado relegadas a la esfera privada, entre algunos grupos o sectas. Cada una de estas revoluciones trajo su contribución a la definición del espacio político público: la "carta constitucional" en Inglaterra, la "nueva frontera" en América, las plazas, el tiempo, el calendario en Francia. Bien, ¿podemos imaginar hoy un proceso ideal que conjugue todos estos aspectos en la definición de un nuevo espacio público? ¿En el que pueda reescribirse la nueva carta de los derechos humanos y ciudadanos contra la miseria, la barbarie y la crueldad del neoliberalismo? ¿En el que la "nueva frontera", por conquistar y descubrir en todo momento, en la que basar la realidad del antagonismo, sea Europa? ¿En el que las "plazas" sean las relaciones de fuerza que, partiendo de la dimensión territorial local, puedan construirse por todas partes, pro la apropiación de rédito, de tiempo, de vida y libertad...?
Traducción para CSO El Laboratorio (Madrid)